miércoles, 15 de junio de 2011

El Río

"Me das risa, pobre. Tus determinaciones trágicas, esa manera de andar golpeando las puertas como una actriz de tournées de provincia, uno se pregunta si realmente crees en tus amenazas, tus chantajes repugnantes, tus inagotables escenas patéticas untadas de lágrimas y adjetivos y recuentos. Merecerías a alguien más dotado que yo para que te diera la réplica, entonces se vería alzarse a la pareja perfecta, con el hedor exquisito del hombre y la mujer que se destrozan mirándose en los ojos para asegurarse el aplazamiento más precario, para sobrevivir todavía y volver a empezar y perseguir inagotablemente su verdad de terreno baldío y fondo de cacerola.
"Pero ya ves, escojo el silencio, enciendo un cigarrillo y te escucho hablar, te escucho quejarte (con razón, pero qué puedo hacerle), o lo que es todavía mejor me voy quedando dormido, arrullado casi por tus imprecaciones previsibles, con los ojos entrecerrados mezclo todavía por un rato las primeras ráfagas de los sueños con tus gestos de camisón ridículo bajo la luz de la araña que nos regalaron cuando nos casamos, y creo que al final me duermo y me llevo, te lo confieso casi con amor, la parte más aprovechable de tus movimientos y tus denuncias, el sonido restallante que te deforma los labios lívidos de cólera. Para enriquecer mis propios sueños donde jamás a nadie se le ocurre ahogarse, puedes creerme."


Hola... bueno, tenía ganas de postear algo, y por qué no, algo de buena literatura? Me encanta este fragmento, lo leo rápido siempre, porque me imagino a un tipo con la voz media "afgancesada" hablando a su pareja con ese tono de "ya se me ocurrió como putearte así que te lo digo rápido". Está buenísmo cuando ya sabés cómo retrucarle al otro la puteada, de alguna forma te sentís superior, ¿no?
Cortázar no es mi favorito, pero este cuento me encanta.
Bueno, nada, era esta boludez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario